Un correcto equilibrado hidráulico es básico para poder realizar la regulación y control de la temperatura en cualquier red de distribución de agua caliente sanitaria (ACS), calefacción / refrigeración, o en general, para cualquier sistema de climatización en instalaciones o edificios.
La finalidad del equilibrado hidráulico es conseguir que en cualquier punto de una instalación se consiga alcanzar las especificaciones de servicio que se establecieron previamente en el diseño del proyecto. Esta correcta distribución de la temperatura evitará que en la estancia de un edificio tengamos que abrir una ventana por exceso de calor y en la estancia contigua se tenga que encender la calefacción por sensación de frio.
El equilibrado se basa en el ajuste de los caudales de los caloportadores de una instalación. Los fluidos o caloportadores más empleados en instalaciones de climatización son el agua y el aire.
El equilibrado hidráulico nos proporciona los caudales y presiones que le requerimos al sistema de distribución, independientemente de si se trata de un caudal de agua, por ejemplo, constante o variable. Por lo que una instalación está equilibrada cuando en cualquier punto de la misma se obtienen caudales predefinidos.
Las válvulas de equilibrado, según las características de cada instalación, se encargarán de producir las pérdidas de carga necesarias para garantizar la correcta distribución del fluido por todo el sistema. De lo contrario, el fluido caloportador tendrá tendencia a circular por aquellos tramos que tengan una menor pérdida de carga, lo que conllevará que en determinadas unidades terminales se produzca una sobrealimentación mientras que otras sufrirán un déficit de caudal. Debido a ello, la calefacción o refrigeración, de las distintas estancias o zonas de una instalación o edificio, no se ajustará al proyecto y, como consecuencia, no se alcanzará el grado de confort térmico esperado y tanto el consumo energético como su correspondiente coste serán superiores.
Ventajas del equilibrado hidráulico.
Confort térmico
Un buen equilibrado hidráulico permite que todos los usuarios, de una instalación o edificio, perciban el mismo nivel de confort térmico, atendiéndose en todo momento las demandas térmicas requeridas. En un sistema bien equilibrado no se producen cambios bruscos de temperatura.
Ahorro energético
Se suministran las potencias necesarias en todos los puntos de la instalación, realizando un consumo eficiente, por lo que la producción de calor se reduce con puestas en servicios más cortas y espaciadas.
Un buen equilibrado hidráulico supone significativos ahorros energéticos. Se puede reducir entre un 5% y un 30% del importe de la factura, dependiendo del equilibrado inicial de la instalación o edificio.
Control
Debido al equilibrado de la instalación, se pueden obtener medidas de demandas, presiones diferenciales o de temperaturas en cada uno de los puntos del sistema hidráulico, lo que permite tener el control del buen funcionamiento de la propia instalación y, en caso de mal funcionamiento, nos permitirá identificar que elemento o equipo causante del problema.
Eficacia del sistema
Funcionar en un rango óptimo de trabajo hace que todas las unidades de control de clima de una instalación sean más eficaces.
Futuras redistribuciones
Cuando se dispone de un sistema de distribución equilibrado se tiene la posibilidad, en un futuro, de poderlo ampliar con una o diversas extensiones sin alterar o perjudicar el buen funcionamiento de la red existente.
Autora: Eva Mª Borreguero.