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7 Recomendaciones para mejorar la eficiencia del flujo del aire en los sistemas neumáticos.

En cualquier instalación industrial, debemos asegurar que el funcionamiento es óptimo y su consumo de energía es eficiente. Una de las maneras que tenemos para conseguir este objetivo, es mejorar la eficiencia del flujo del aire en nuestros sistemas neumáticos. La primera norma para conseguir la eficiencia del flujo del aire es el mantenimiento preventivo, lo que significa que debemos monitorizar cuidadosamente nuestros equipos para detectar fallos antes de que ocurran. De esta manera se reduce la probabilidad de paradas técnicas para reemplazar o reparar componentes en caso de fallos.

Nuestros expertos en GAHERMA sugieren seguir las siguientes recomendaciones para mejorar la eficiencia del flujo de aire en los sistemas neumáticos:

Localizar fugas.

Las fugas son un problema usual en los sistemas neumáticos. Reducen drásticamente la eficiencia del flujo de aire, por lo que lo mejor es repararlas inmediatamente antes de que tengan efecto en la totalidad del sistema. Se deberían llevar a cabo inspecciones completas para localizar y eliminar cualquier fuga de aire. Para ello se puede tener en consideración herramientas como equipos de medición acústica para localizar e identificar fugas.

De las diversas etapas del circuito que pueden llegar a tener fugas, lo más común son las fugas en la proximidad de válvulas y sellos. Es recomendable verificar que el tipo de válvulas y sellos existentes se adecúan al diseño y el uso de la instalación. Conviene revisar deterioros en los sellos, sobre todo si la instalación sufre agresiones o contaminación del entorno. Humedades, sequedad y temperaturas extremas pueden degradar los sellos y será necesario el uso de materiales más robustos. En este aspecto es recomendable invertir en la instalación de unidad “chiller” que refrigera y deshumidifica el aire, ayudando al buen funcionamiento de la instalación.

El tamaño importa.

Los componentes críticos como válvulas y cilindros muchas veces están mal dimensionados, a pesar de que son cruciales para mantener el funcionamiento óptimo del sistema. Si se eligen componentes baratos, pero más pequeños de lo necesario, ponemos presión en otras partes del sistema, que requerirán más energía para realizar la compensación del sistema. Por otro lado, si escogemos componentes mayores de lo necesario para compensar las fugas de aire y variaciones de presión, estaremos requiriendo más energía de la necesaria.

Comprobar mangueras.

Mangueras y tubos son también importantes para el sistema neumático, pero frecuentemente se pasan por alto cuando se estudia la optimización del sistema. Es necesario comprobar todas las mangueras y líneas de aire de manera frecuente para detectar si existen desgastes o hay algún dimensionamiento incorrecto. Se deberían substituir todas las mangueras en las que se detecten estos problemas. De esta manera se previenen las caídas de presión por las posibles roturas. Valorar también el cambio de tipo de manguera a materiales más modernos y robustos.

Presión adecuada.

Los sistemas neumáticos a menudo se diseñan sin la adecuada consideración a la eficiencia energética y muchas veces se sobredimensiona la presión requerida por encima de las necesidades de los actuadores. Los técnicos que operan la instalación, también acostumbran a incrementar el suministro de presión creyendo (erróneamente) que así mejorarán el funcionamiento. El efecto real es el consumo excesivo de energía. Se debería valorar la inversión en sensores de presión y reguladores para mantener el suministro de presión en el nivel que requiere el sistema.

También conviene verificar la distancia entre el compresor y el actuador. La conducción de aire debería ser lo más corta y recta posible. Cualquier extensión superior a 3 metros debería ser cuidadosamente considerada, ya que el incremento de presión necesario para alimentar el actuador requerirá de un consumo de energía significativamente superior.

Limpiar filtros.

Las unidades de filtrado son quizás los componentes que soportan más carga de trabajo en un sistema neumático, ya que deben estar en continuo funcionamiento para recoger suciedad y partículas que, eventualmente, pueden llegar a saturarlos. Revisar, limpiar y/o sustituir las unidades de filtrado de manera regular es la manera más simple de mejorar la eficiencia del flujo de aire del sistema neumático y debería ser parte integral del plan de mantenimiento preventivo. Valorar la inversión en unidades FRL que combinan el filtrado, la regulación y la lubricación del aire del sistema neumático.

Control del flujo de aire.

El flujo de aire puede ser fácilmente controlado por componentes tecnológicos que minimizan el tiempo invertido en instalar y mantener el sistema. Se pueden reemplazar los controles de flujo antiguos por modernas aplicaciones que incluyen mejoras de eficiencia del flujo de aire. En sistemas automatizados, la máxima eficiencia se consigue mediante la implementación de sensores que monitorizan en tiempo real el funcionamiento del sistema.

Reducir la demanda innecesaria.

La mayoría de los sistemas neumáticos mueven la carga en una sola dirección. Los actuadores deben ser devueltos a su posición origina, y muchas máquinas requieren la misma presión de aire para el retorno del actuador que para la acción realizada. Los actuadores con retorno de muelle pueden eliminar este exceso de demanda de presión. Ello reduce a la mitad el funcionamiento requerido por el compresor, el desgaste de los componentes y el consumo de energía. Estos y otros ejemplos de demanda innecesaria, son oportunidades de mejora para la eficiencia energética del sistema. Por otro lado, se debe valorar la instalación de controles de reducción de aire automáticos, que cortan el suministro a las máquinas en desuso y reducen la presión para los elementos que están en funcionamiento de mínimos.

Las tecnologías actuales ofrecen gran cantidad de herramientas y aplicaciones informáticas que ayudan a mejorar la eficiencia del flujo de aire en sistemas neumáticos. Desde el correcto dimensionamiento de los componentes, hasta los controles de flujo, la fábrica automatizada ha cambiado la manera de enfocar el ahorro energético. Con un poco de tiempo dedicado al mantenimiento preventivo y al ajuste del sistema a las necesidades reales, se pueden conseguir grandes cotas de eficiencia energética, que a su vez incrementan la productividad.

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